Y nunca dejaste de ser dios

“No les interesa la verdad.
Solo quieren impresionar con fuegos de artificio”
Mao Tse Tung.

En eso radica tu estado natural. En que sientas que sos parte de algo. Bueno o malo. Lindo o feo. En eso. Lo que no extraño es tu forma de mostrarte. Tu manera de no ser infalible. Tus pasos por ese lugar donde todo es caos. Tu mirada dentro de la nada misma. Tus encuentros con la muerte. Que creas que nada cambia. Que pienses que el pasado es historia simple. Que se puede repetir la historia. Que no sientas que todo es nuevo. Que pienses que lo nuevo no sirve. Un dios no es el mismo que el de antes. Un momento que no es repetido. Solo en su esencia. Una persona no dice que se pueda repetir. Un infierno no puede ser más blando que la palabra. Una palabra debe ser más fuerte que un infierno. Una bomba dicha en cualquier lugar. Llegando solo al extremo. Pensando en que las cosas pueden lograrse. Creyendo que somos solo unos pocos. Mirando a la gente con los ojos de dios. Organizándonos desde un punto vulnerable. Expulsando a los que creen que no se puede. Sin pensar en qué se necesita. Con el reloj en medio de los ojos. Con la mirada en otro lado. Con la crítica a otra parte. Con la frase justa en el momento justo. Con la suerte de nuestro lado. Con la suavidad que nos caracteriza. Estancados en lamentos y derrotas. Mirando hacia atrás y repitiendo sucesos. Llantos y risas de por medio. Un auto que no para de cargar. Un rifle que tarda en funcionar. Un gol sin sentimiento. Un destello con dolor. Una bengala que dice muchas cosas. Una ley de causa y efecto. Un traje de arlequín en la otra esquina. Y la consciente esperanza de que no todo se repita.



Crepito.

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